¿Te imaginas tener ese lugar al que siempre te apetece volver? Un rincón que parece susurrarte: “ven, ponte cómodo, abre ese libro y desconecta del ruido de ahí fuera”. Pues vamos a construirlo contigo, paso a paso. Como apasionados del mobiliario, y sí, pensando en piezas como las de Moblerone, te contamos qué no puede faltar para que tu casa tenga por fin ese refugio de calma que tanto necesitas.

1. Butaca o sillón cómodo: la base de todo

Todo empieza aquí. Si hay algo que define una zona de lectura perfecta, es ese sillón o butaca que te abraza, donde el tiempo pasa sin darte cuenta. Tiene que invitarte a quedarte. A seguir leyendo. A cerrar los ojos un rato.

¿Qué buscar?

  • Un respaldo que recoja bien la espalda.

  • Cojines mullidos, que no se deformen al primer uso.

  • Tapicerías que den gusto al tacto: lino, terciopelo, algodón… lo que más vaya contigo.

  • Si el espacio lo permite, un reposapiés o una chaise longue suman puntos.

¿Poco sitio? No pasa nada. Hay modelos compactos que cumplen igual de bien su misión. Al final, esta será la pieza más importante del conjunto. Así que escoge con la cabeza, pero también con el corazón.

2. Iluminación: la atmósfera lo es todo

Un rincón bonito está bien. Un rincón bien iluminado… es otra historia. Porque sin la luz adecuada, leer deja de ser un placer y se convierte en esfuerzo. Y no queremos eso.

Nuestra recomendación: combina luz natural durante el día con una iluminación cálida para las tardes. Y coloca todo de forma que te acompañe, no que te deslumbre.

Algunas claves:

  • Una lámpara de pie o sobremesa con brazo articulado te da flexibilidad.

  • Las bombillas de luz neutra ayudan a evitar la fatiga ocular.

  • La orientación importa: que la luz dé al libro, no directo a tus ojos.

  • ¿Ventanas cerca? Perfecto. Solo añade cortinas ligeras para regular sin oscurecer.

Una buena luz transforma no solo el espacio, sino también cómo te sientes en él.

3. Mesa auxiliar: la aliada silenciosa

No te das cuenta de lo útil que es… hasta que te hace falta. Una taza de té, el móvil, ese libro que quieres dejar abierto por la página 37. ¿Dónde lo apoyas?

Ahí es donde entra la mesa auxiliar: discreta, funcional y, si eliges bien, también muy decorativa.

¿Qué tener en cuenta?

  • Que tenga la altura justa para no tener que estirarte o encoger el brazo.

  • Que te permita dejar lo básico: bebida, libro, una vela si te apetece.

  • Que encaje con el estilo general del rincón: madera cálida, metal minimalista, cristal elegante… tú mandas.

  • Si el espacio escasea, puedes optar por una balda flotante o incluso un taburete bonito y robusto.

Parece un detalle menor, pero es de esas cosas que marcan la diferencia sin hacer ruido.

4. Estantería o librero: libros siempre a mano

No hay rincón de lectura sin libros. Así de simple. Tenerlos cerca —al alcance del brazo o a unos pasos— cambia por completo la experiencia. Te conecta con el hábito, te invita a quedarte un poco más.

Aquí, menos es más… o no. Depende de tu espacio.

  • ¿Tienes sitio? Una estantería baja o una columna vertical junto al sillón puede ser ideal.

  • ¿Poco hueco? Una balda con los títulos del mes o una cesta bonita hacen el apaño.

  • Juega con la colocación: mezcla libros en horizontal y vertical, añade algún objeto cálido (una vela, una foto, una planta).

  • Y renueva de vez en cuando. Cambiar los libros en exposición hace que el rincón se sienta vivo.

La idea es que te apetezca sentarte y seguir con ese capítulo pendiente sin tener que levantarte a buscarlo.

5. Textiles y ambiente: los detalles que enamoran

Lo que convierte una esquina de casa en un refugio emocional son los detalles. Los que no se notan de entrada, pero que lo cambian todo. Aquí entran los textiles, los aromas, los objetos que hablan de ti.

¿Algunas ideas?

  • Una manta suave que te envuelva en invierno y no sobre en verano.

  • Cojines: algunos firmes para apoyar bien la espalda, otros solo decorativos.

  • Una alfombra que defina el espacio y lo haga más tuyo.

  • Plantas naturales, aunque sean pequeñas: dan frescura y equilibrio.

  • Elementos personales: una lámina con frase que te inspire, una vela aromática, una figura que te acompañe…

Tu rincón no debería parecer de catálogo. Debería parecer tuyo.

En resumen: hazlo tuyo

Tener una zona de lectura perfecta no depende de tener metros de sobra, ni de gastar mucho. Depende de querer crearla. De prestarle atención a lo que necesitas para estar bien, para desconectar, para reconectar.

Una butaca cómoda. Una luz que acompañe. Una mesa donde apoyar lo esencial. Libros cerca. Textiles que abracen. No hace falta más. O, mejor dicho, hace falta que todo eso tenga sentido para ti.

Así que si llevas tiempo queriendo ese rincón que te invite a parar, leer y respirar… ¿por qué no empezar hoy?