
Colección salón AURA
Tapizar un mueble no es solo ponerle una tela bonita encima. Es una forma de expresarte, de llenar tu casa de carácter, de atmósfera… de vida. Si estás pensando en darle un aire nuevo al sofá, actualizar el comedor o simplemente dejarte llevar por lo que se lleva, este artículo te va a venir como anillo al dedo. Vamos a sumergirnos en el universo de las telas para tapizar, tocar texturas que atrapan y descubrir qué colores de tapicería están brillando con luz propia este año… y los que vienen.
Antes de hablar de modas, hay algo que conviene tener claro: tapizar bien empieza por elegir bien.
Una tela adecuada puede alargar la vida útil de un mueble mucho más de lo que imaginas. Y no se trata solo de estética —aunque también—, sino de cómo se comporta la tela al uso, al roce, al paso del tiempo.
El aspecto final depende de muchos matices: el color, sí, pero también la textura, el grosor, la caída… incluso el patrón influye en cómo percibimos el volumen del mueble. Y luego está lo práctico: si en casa hay niños, mascotas, o simplemente una vida activa, lo agradecerás si optas por telas resistentes, fáciles de limpiar y con tratamientos antimanchas.
Y claro, hoy más que nunca, las tendencias en tapicería están mirando de frente a la sostenibilidad: tejidos reciclados, fibras naturales, procesos responsables. Porque vestir tu casa también puede ser un acto de consciencia.
Los colores no solo decoran; crean climas. Pueden hacer que una habitación te abrace o te despierte, que un sofá destaque o se integre con elegancia.
Este año hay un claro regreso a lo cálido. Tonos terrosos como la terracota, el salmón empolvado o los marrones tostados nos devuelven a la raíz, a lo natural, a esa sensación de hogar donde apetece quedarse. El azul sigue pisando fuerte, pero con carácter: marino, índigo, noche cerrada… tonos profundos que aportan calma y sofisticación. Y los verdes, ay, los verdes: desde un oliva apagado hasta un esmeralda vibrante, están en todas partes.
También vemos irrupciones potentes de color: amarillos mostaza, corales encendidos, fucsias con garra. Ideales para romper con lo neutro. Pero si lo tuyo es jugar sobre seguro, los beige, los grises piedra y los blancos cálidos siguen siendo caballo ganador.
La textura no se ve, se siente. Y es justo eso lo que convierte un mueble en algo que quieres tocar, usar, vivir.
Lo liso es bonito, pero a veces apetece un poco de chispa. Y ahí entran los estampados.
Desde animales salvajes hasta geometrías atrevidas, pasando por palmas tropicales o ramas que parecen pintadas a mano. Los cuadros también están viviendo una segunda juventud, en todas sus versiones. Incluso los clásicos de siempre se reinventan con combinaciones inesperadas. Y no nos olvidemos de los contrastes: mezclar texturas opuestas, mate con brillante, rugoso con suave, puede ser justo lo que necesitas para darle ese “algo” a tu sofá.
Ya no basta con que sea bonito. Ahora pedimos más: que sea ético, duradero y, si puede ser, fácil de mantener.
Cada vez más fabricantes apuestan por fibras naturales como el algodón orgánico, el lino sin pesticidas, el cáñamo o el bambú. También por tejidos reciclados que dan una segunda vida a materiales como el poliéster PET. Y si ves etiquetas como Oeko-Tex o GOTS, mejor que mejor: certifican que ese tejido ha sido producido de forma segura y responsable.
Aquí la innovación no para. Hay telas que repelen líquidos como si nada, otras que no permiten que los ácaros se instalen, e incluso algunas que neutralizan olores. También están las que incorporan elasticidad para mantener la forma del mueble intacta con el uso.
No hay que elegir entre diseño y conciencia. Puedes tener los dos. Bouclé reciclado en tonos arena, lino con acabado protector, tapicerías mate que parecen sacadas de un refugio de montaña… todo eso está ocurriendo ahora mismo.
Espacios tranquilos, sin estridencias. Colores suaves, formas limpias y texturas que te invitan a quedarte. Ideal para quienes buscan calma sin renunciar al diseño.
Un viaje a los 70 u 80, pero con gafas de ahora. Maderas curvas, terciopelo vibrante, estampados que te sacan una sonrisa. Perfecto para quienes quieren algo con personalidad.
No es desorden, es intensidad bien pensada. Colores que gritan, texturas que se pisan, adornos que no piden permiso. Pero todo con intención. Es puro carácter.
Colores tierra, materiales honestos, tejidos que respiran. Es una forma de decorar pensando en cómo quieres vivir. Con más pausa, más conexión, más calma.
El cuidado no es un extra, es parte del diseño.
Pasa la aspiradora con regularidad, sin prisas pero sin olvidos. Usa boquillas suaves, nada agresivo. Protege tus muebles del sol directo el color no perdona la exposición constante. Si vas a aplicar algún protector, haz pruebas primero. Y si el sofá tiene cojines sueltos, muévelos, gíralos, que no se note por dónde te sientas más. Si ves una mancha, actúa. Cuanto antes, mejor. Siempre.
Las tendencias en tapicería están en un momento fascinante. Nunca hubo tantas opciones, ni tantas formas de unir diseño, funcionalidad y sostenibilidad en un solo gesto. Las telas para tapizar ya no solo se escogen por cómo lucen, sino por cómo te hacen sentir.
Porque cuando tapizas con intención, no solo decoras. Te habitas.