
Colección salón AURA
¿Tienes un dormitorio pequeño que parece encogerse cada vez que entras? Llevamos más de tres décadas enfrentando estos retos y sabemos con certeza cómo decorar un dormitorio pequeño para que parezca más grande, sin renunciar a un ápice de estilo, almacenamiento ni confort. Te lo contamos con la voz de quien monta cientos de dormitorios al mes y aún se sorprende al descubrir un truco eficaz.
Antes de levantar el primer tabique mental conviene leer la habitación, casi como si fuera un mapa del tesoro. Observa cuánta luz natural se cuela, localiza enchufes y radiadores, toma nota del techo libre. Solo con esa radiografía podrás decidir si necesitas un armario enorme o si un canapé con cajones será tu salvavidas. En Moblerone siempre empezamos midiendo porque cada centímetro se comporta como oro cuando el reto es cómo decorar un dormitorio pequeño para que parezca más grande.
Dicen que donde no hay saltos de color el ojo desliza sin freno. Una paleta monocroma —blancos con leche, beis susurrados, grises casi niebla— hace que el perímetro se difumine y la estancia respire. Si te gusta un tono fuerte resérvalo para un cojín rebelde o una lámina sola, nunca lo esparzas por todo el cuarto o perderás el efecto.
Otro truco de experto: sube dos o tres tonos (o bájalos) la pared del cabecero. Esa superficie retrocede, la cama adelanta y de pronto hay profundidad donde antes había plano. Baja la pintura unos diez centímetros del techo y verás la pared estirarse. Nos gusta rematarlo con cabeceros a medida que incluyen baldita para libros o luz de lectura, doble golpe maestro.
El sol es gratis; no le cierres el paso. Quita cómodas gruesas delante de la ventana, cambia visillos pesados por estores ligeros —blanco casi nube—, bajalos hasta el suelo y, si cuadra, oculta el radiador. Cuando la claridad manda, el dormitorio se duplica.
La cama es reina. Si cabe paralela a la pared larga, mejor; así despejas pasillos. ¿Te toca arrinconarla? Pon una mesilla volada en el lado libre y un aplique que lea contigo. Cuartos alargados piden la cama centrada y un armario empotrado, liso y de suelo a techo, que parezca una pared continua, sin costuras.
Patas a la vista, aire para el rodapié y el suelo. Marcos finos, cabeceros tapizados con formas suaves, mesillas abiertas. Cuando el guardamuebles urge, el canapé abatible salva la partida porque ya toca el suelo —no roba sensación de hueco— y ofrece un interior inmenso. Nosotros los fabricamos con pistones tan suaves que se alzan con un dedo, sin ruido ni complicaciones.
Aprovechar cada centímetro no significa abarrotar, sino diseñar. Armario empotrado del mismo color que la pared, puerta lisa, tirador escondido, casi desaparece. Balda flotante en ese rincón que parecía perdido. Bajo la ventana, un banco-zapatero que sirve de asiento, vistas y orden compactado.
Un espejo grande frente a la ventana duplica luz y profundidad, así de sencillo. Y si el dormitorio linda con el salón, cambia un pedazo de tabique por vidrio fijo con cortina; robarás metros visuales, la imagen rebotará y, aun así, mantendrás silencio si el cristal es acústico.
Alfombra clara, sin cenefas, conecta cama con suelo y alarga la mirada. Sábanas lisas, colcha monocroma, color solo en dos cojines decorativos. Cortinas de techo a suelo, incluso si la ventana es bajita, elevan la vertical y dan altura. Lino y algodón orgánico pesan menos al ojo, refrescan al tacto.
Los rincones oscuros encogen. Mezcla luz general suave con lámparas colgantes sobre la cama que, de paso, liberan mesillas pequeñas. Añade un flexo en la cómoda, una tira LED dentro del armario y adiós a las sombras traicioneras. Y si te interesa la tecnología, un sistema domótico para regular tono y brillo vale cada euro.
Bandas anchas horizontales ensanchan, mientras que las finas verticales elevan. Puedes dibujarlas con listones de madera o con papel vinílico que se limpia de un paño. Eso sí, si optas por rayas, deja que respiren, no satures con cuadros y estampados porque pelearán por protagonismo.
Superficie despejada = espacio ganado. Cables escondidos en pasacables, ropa de fuera de temporada al vacío, una balda para cada categoría, disciplina total. El desorden fragmenta la vista, el minimalismo, más que un estilo, es herramienta para que el dormitorio, pequeño o no, se sienta enorme.
Perchas ultrafinas de aluminio: ganas hasta un 40 % de barra frente a las de madera gruesa.
Bases de cama con puertos USB y enchufe 220 V: adiós mesilla, hola carga nocturna.
Sensores de presencia en el armario: la luz se enciende solo al abrir, sin interruptores molestos.
Mesitas nido: una bajo la otra, emergen si necesitas escritorio exprés.
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Dominar cómo decorar un dormitorio pequeño para que parezca más grande no es arte de magia, es método puro: paleta continua, luz generosa, muebles ligeros, almacenaje que escala paredes y orden preciso. Sigue estos principios y el cuarto más diminuto acabará sintiéndose suite, la estrechez se transforma en amplitud.
En Moblerone hablamos de miles de montajes y la certeza de que, con la pieza adecuada, cualquier habitación muestra su mejor cara. Pásate por nuestras tiendas o date una vuelta por Moblerone Online para ver camas con almacenaje, armarios a medida y lámparas regulables que harán que tu dormitorio, al fin, respire grande.